Unidad 25 es el título de la última película del cineasta de Buenos Aires Alejo Hoijman que ahora ha sido estrenada en los cines argentinos. Y no es un título cualquiera, pues se trata del nombre de la única cárcel-iglesia de Latinoamérica donde esta vez, Hoijman, también colaborador del Observatorio de Cine en Buenos Aires, ha fijado su mirada para ofrecernos un documental sobre el funcionamiento de este mundo aparte. Unidad 25 fue rodada en 2008 y ese mismo año se erigió como la ganadora del premio a la mejor película en la Selección Oficial Argentina de los Premios BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente).
La Unidad Penitenciaria número 25 de Buenos Aires es un espacio que funciona como un mundo aparte, con reglas propias, y en el que doscientos presos y treinta guardia cárceles comparten su profunda pasión por el evangelismo. Unidad 25 es un film documental de modalidad observacional sobre el proceso de adaptación y adoctrinamiento de un hombre al régimen religioso que tratan de imponerle. Simón Pedro tiene 18 años, está preso y es trasladado a la Unidad 25. A diferencia de las cárceles comunes, aquí no hay asesinatos ni violaciones y todo parece limpio. Sin embargo, para gozar de estos beneficios, Simón y los otros presos están obligados a convertirse al más fundamentalista de los evangelismos a través de un extenuante adoctrinamiento religioso.
Hoijman tuvo claro el valor de esa realidad: ¨En 2004, leí un articulo en el diario que hablaba de una cárcel argentina distinta a las demás, la Unidad Penitenciaria 25 de la Provincia de Buenos Aires. [...] Apenas terminé de leerlo supe que ahí filmaría mi próxima película¨, cuenta el director en el boletín de agosto del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) de Argentina. Asimismo, confiesa qué fue lo que despertó su interés: ¨En toda sociedad, los miembros cumplimos una cantidad de reglas de convivencia, que nos permiten ser aceptados por los demás. [...] Muchas las cumplimos de manera consciente, en cambio otras están tan incorporadas que las naturalizamos y las cumplimos como si fueran el único modo de vivir, sin cuestionarlas. Fue este razonamiento uno de los que despertaron mi interés en la Unidad 25, ya que, pensé, ahí podría verse de manera mucho más explícita el funcionamiento de mecanismos que existen en cualquier sociedad y que aquí, por tratarse de una micro-sociedad con reglas tan fuertemente codificadas, estarían más a la vista¨.
Por lo que se refiere a la cuestión cinematográfica, la idea que dio forma a la película, según explica Hoijman, fue el registrar el proceso de adoctrinamiento desde que llega el preso sin ser religioso hasta que se convierte o, si no lo logra, se le traslada a una cárcel común. El director apunta: ¨Intenté hacer un film que sea un instrumento de pensamiento, que interpele al espectador y lo invite a hacerse preguntas y a sacar conclusiones propias. Al llegar a esta cárcel los guardias les preguntan a los presos si desean ser enviados a otra unidad en la que tal vez los maltraten, o si en cambio prefieren quedarse y cumplir con las reglas religiosas¨. En ese sentido, el cineasta dice dejar en manos de cada espectador el hecho de poner un nombre a esa disyuntiva. Sugiere que algunos verán en esa situación un llamamiento divino. Hoijman, por su parte, es claro: ¨Yo sólo veo hombres¨.
Ficha:
Argentina/España/Francia, 2008, 93’
Dirección: Alejo Hoijman
Guión: Alejo Hoijman y Luis Ángel Ramírez
Fotografía: Gastón Girod
Sonido: Diego Martínez
Montaje: Alejo Hoijman y Luis Ángel Ramírez
Producción: Hugo Castro Fau y Luis Ángel Ramírez
Dirección: Alejo Hoijman
Guión: Alejo Hoijman y Luis Ángel Ramírez
Fotografía: Gastón Girod
Sonido: Diego Martínez
Montaje: Alejo Hoijman y Luis Ángel Ramírez
Producción: Hugo Castro Fau y Luis Ángel Ramírez
Algunos enlaces de interés:
¨Unidad 25¨, ELAMANTE.com¨Atrapado sin salida¨, Clarín.com¨El evangelio según Simón Pedro¨, RADAR, Página|12¨Horror y naturalidad¨, CULTURA&ESPECTACULOS, Página|12